viernes, enero 27, 2006

La China Patinó

Un par de días frente al televisor han bastado para sintetizar una valoración en tres palabras: La China patinó. La presencia y la actitud de La China Patino al frente del programa televisivo Ipop (cada día en La 2, después de Los Lunnis) es de vergüenza ajena. Ese petardeo indisimulado, ese modernismo de vampiresa de pueblo, ese look de tendencia trasnochada, esa forma tan irritante de arrugar la nariz cada vez que presenta a un grupo. ¡Si incluso tiene la ingenuidad de reconocer que la estética de su programa tiene un aire a Nosolomúsica! La cantante-florero de Cycle aporta poco en su grupo, pero en Ipop es un lastre difícil de tragar.
Que conste que el programa está bien -habrán notado que no hemos hecho ni un comentario en esta sección sobre los programas musicales de IB3 Televisió-. Aunque de entrada parezca una franquicia de Subterfuge, la selección musical aspira a conjugar la comercialidad con el sustrato underground que permite evolucionar y respirar a cualquier escena artística que se precie, y los contenidos de Ipop, que incluyen (¡por fin!) conciertos en directo en lugar de la pantomima del playback, tienen el buen gusto de dejar lugar a The Strokes, Los Planetas, Franz Ferdinand, Goldfrapp e incluso una Amaral que aprovecha el quite para reivindicar a sus paisanos Más Birras. Por lo menos es un programa diario a una hora decente, una muestra de respeto como no se había visto nunca en la televisión estatal. Hay que darles tiempo y espacio para madurar la propuesta -¿cien días, como a los gobiernos entrantes?-, pero por favor, ¡esa presentadora!

(Extracto del artículo publicado hoy en la edición balear del diario El Mundo)

lunes, enero 23, 2006

Mientras el 90% de la población se apelotonaba en distintos puntos de la ciudad tratando de ver los fuegos artificiales (veinte minutos de efímera belleza populista, pan y circo sin sangre para las fiestas de Palma), un reducido grupo de galos resistía al invasor en la aldea creada por Casatomada, la revista que dirige Horacio Alba con ayuda de Xisco Bonnín, de Víctor Conejo y de Tuyi, entre otros.
La fiesta que organizó Casatomada el viernes no parecía que fuese en Palma. Un concierto en un local lleno de gente ¡en un segundo piso! ¡Con los balcones abiertos! Parecía que hubiesen vuelto de repente los años 80, cuando iniciativas como ésta eran más habituales y también más espontáneas.

El concierto dio comienzo con Trailer, en la mejor actuación que les recuerdo. No les había visto aún en su nueva formación de quinteto (sexteto, en realidad, pero como el recién incorporado cello no se oía lo dejaremos en stand by), y hubo momentos realmente brillantes. Cada miembro del grupo, empezando por ese batería que hace que parezca fácil lo difícil, estaba perfecto y centrado en su labor, ayudando a construir el edificio común. Debo reconocer que aumenta mis simpatías el hecho de que todos sus instrumentos sean tan bonitos (¡un Rhodes, un vibráfono, una Jaguar!), pero esos desarrollos en crescendo a lo Jim O'Rourke, entre post-rock y avant-pop de Chicago, empezaron por fin a demostrar que Trailer son capaces de ofrecer todo lo que prometen desde hace tiempo, todo lo que muchos llevamos esperando con ganas de ellos.
A continuación, La Costa Brava vinieron en formato semireducido (faltaban batería y bajista), pero eléctrico. A pesar de que les faltaban ensayos -lo de cantar a cuatro voces es muy valiente, y cuando sale bien pone los pelos de punta, pero hay que machacarlo y machacarlo para que empaste-, con canciones como las que forman su repertorio es imposible salir mal parados. Al revés, su concierto fue un triunfo en toda regla. Un concierto agradable, casero, redondeado con magníficas canciones como Dos ostras, Adoro a las pijas de mi ciudad o El cumpleaños de Ronaldo, y con guindas como las versiones de The Flaming Lips o el emocionante final borrachuzo con los cuatro cantando La vida sigue igual, de Julio Iglesias II.
Acabamos jugando a fútbol en la calle e intercambiando banderines en el Guirigall, pero eso ya forma parte del ámbito de la esfera privada de las personas, y esto no es un diario personal, aunque a veces lo parezca.

lunes, enero 16, 2006

Desde antes de que acabase el año -¡desde antes de que acabase el año!- nos inundan las listas de todos los medios, revistas, portales y programas de radio con sus elecciones particulares sobre lo que ha dado de sí 2005. En mi caso hace tiempo que tengo claro lo de no publicar listas de final de año, ni colaborar en listas de otros. Es como en política: mientras no haya listas abiertas no me creo a los partidos. En música, mientras no se publique la lista personal de cada colaborador (como hace la revista francesa Magic), la lista general de cada medio me seguirá pareciendo injusta e incompleta. Por mi parte, procuro no hacer listas por lo que tienen de categórico, de sentar una cátedra con cimientos movedizos (¿quién ha escuchado y ha podido valorar con rigor todos los discos que se han editado ese año?).
Me ha gustado la introducción de Nando Cruz al repaso de lo mejor del año en Rockdelux. Reconoce lo arriesgado y lo arbitrario de la elección, asume sus lagunas y su falta de perspectiva. En esas condiciones, me parece perfecto y, por supuesto, muy divertido lo de jugar a las listas.
Lo que da qué pensar es su comentario sobre Rockdelux, diciendo que es "una revista de ideas, no de tendencias". ¿Hay algo más "de tendencias" que dedicar treinta páginas a destacar lo mejor del año que acaba?
Nando apostilla su comentario con un curioso "(je, je...)" entre paréntesis. ¿Se ríe porque piensa que Rockdelux es, en realidad, tan "revista de tendencias" como cualquier otra? ¿O se ríe porque considera que Rockdelux está por encima de las revistas de tendencias, al ser una revista "de ideas"? Es decir, ¿se ríe de las revistas de tendencias (habitualmente muy risibles, es cierto) o se ríe de Rockdelux?
Mientras pensamos sobre ello, seguiremos luchando (Nando también) por la dignificación de las ideas y por la popularización de las ideas dignas, sean o no carne de "tendencia".

jueves, enero 12, 2006




Acabo de ver en el blog de Francisco Nixon que La Costa Brava van a hacer canciones por encargo "por un módico precio". "Por ejemplo, tú quieres regalarle una canción a tu pareja y nos mandas un mail contándonos cómo es, sus aficiones, o en general de lo que quieras que trate la canción, y nosotros la grabamos y te la mandamos".
Según ellos, la idea se la han copiado a Jad Fair, pero a mí me ha traído a la mente el disco "Stars Forever" de Momus, del cual se cumplen ahora siete años. Momus escribió una canción sobre Wendy Carlos -un tributo a la persona antes conocida como Walter-, que el músico transexual interpretó como una ofensa. Los gastos del juicio y el importe de la posterior condena llegaron a ser tan elevados que hubieran provocado la quiebra de Le Grand Magistery (sello de Momus por entonces) y la del mismo Momus, que también estaba condenado. La solución fue lanzar el proyecto "Stars Forever" para recaudar dinero al tiempo que se inmortalizaba a algunos fans de Momus en la forma de "estrellas para siempre".
En menos de dos semanas, treinta personas u organizaciones habían pagado mil dólares cada una para que Momus les escribiera una canción (aunque no puse dinero, sí formaba y formo parte de la indiepoplist, que tiene su propio temita en el disco). Desde gente absolutamente desconocida hasta nombres como Jeff Koons o Keigo Oyamada, pasando por el sello Minty Fresh o la tienda de Nueva York Other Music.
Meses después, hacia el verano de 1999, el disco estaba listo con treinta retratos en clave de pop de cámara al estilo del Momus más barroco. Una delicia de disco, por cierto, con el habitual ingenio lírico de nuestro hombre.
¡Esto sí que es mecenazgo pop!

lunes, enero 09, 2006

Primeras impresiones sobre el primer disco del año

El primer disco de The Strokes fue una agradable sorpresa para todos: un disco de rock revivalista, sí, pero dotado de una frescura que hacía olvidar el hype que rodeó al grupo desde sus inicios. En mi caso, la suspicacia inicial se borró rápidamente después de su visita al primer festival Isladencanta (cuando todos teníamos aún ilusión por ese festival). Alfonso Amblés me trajo los singles de Londres, y sonaban muy bien. El concierto fue la confirmación de que, aunque no fuera un gran grupo, sí era un grupo sólido y con un buen puñado de buenas canciones, que además nos venía que ni pintado como antesala del retorno del rock a la palestra de la actualidad internacional. Sonando como The Jam, los Voivoids o la Velvet, los hijos de los ricos y famosos no cambiaban el mundo, pero hacían pasar más de un buen rato.
El segundo disco prometía un cambio de sonido, y para ello contrataron nada menos que a Nigel Godrich. Pero a mitad de grabación el grupo vio las orejas al lobo de la producción errónea, y decidió volver a colaborar con Gordon Raphael y repetir la jugada de su debut. Quienes le conocíamos nos alegramos por Gordon: a poca gente le toca la lotería dos veces en su vida. Y nos alegramos también por los Strokes: la forma de grabar de Gordon, sin aspavientos ni excesivos efectos y dejando que el grupo suene tal y como Leo Fender lo trajo al mundo, era perfecta para el tipo de canciones a tratar. El paso adelante quedaba para eso, para más adelante.
Hasta que llegamos a First Impressions of Earth. Con semejantes premisas, el tercer disco de los neoyorquinos es ahora la verdadera reválida, y a falta de más escuchas (¿son cuatro escuchas suficientes para unas primeras impresiones?) este tribunal ha decidido suspenderlos. No porque su sonido no sea espectacular, ni porque no haya algunas buenas ideas desperdigadas entre tanto derroche de energía. Más bien porque esas ideas hay que encontrarlas buceando en un océano de mediocridad. Sabíamos que Julian Casablancas era un fan obsesivo de Nirvana, pero sus alaridos inconexos no alcanzan ni de lejos las cotas de emoción que lograba Kurt Cobain (que a su vez estaba a varios campos de fútbol de Black Francis). Sabemos que todos ellos adoraron en su momento a Guns´n´Roses, pero un solo de guitarra tan largo y fuera de lugar -con tapping incluido- como el de Visions of Division es un patinazo en cualquier disco de rock posterior a 1987.
Aunque suenen a Pixies en varios de los momentos inspirados, aunque suenen a Strokes en la canción que abre el disco, ya no hay Television, Blondie, Iggy Pop, Velvet Underground. En fin, quién sabe si con el cuarto disco recuperarán la inspiración, o quizá ya los hemos perdido para siempre.

martes, enero 03, 2006

Haciendo una comprobación rutinaria, acabo de ver que la web de IB3 Ràdio sigue en construcción, pero con una pequeña novedad: ¡ya se puede escuchar por internet!
Lo que significa que ya tenéis (si queréis) una cita con mi programa todos los jueves de 22 a 23h (redifusión los sábados de 5 a 6h de la mañana, por si volvéis serenos a casa). También podéis mandar correos a la dirección del programa (aunque sólo los leo cuando voy a la emisora): rockdenit@ib3radio.es

lunes, enero 02, 2006

Por fin ha salido a la venta el disco que recoge el concierto de Josetxo Anitua y Atom Rhumba del que hablaba aquí. Si echas un vistazo a la alucinante selección de canciones, seguro que te entran unas ganas terribles de escucharlo. Además, la presentación es de lujo. No sé a qué estás esperando para pedirlo en Noizpop.