martes, abril 19, 2005

Estoy teniendo terribles problemas de producción -que se traducen en cansancio, stress, agobio, etc.- para sacar adelante los conciertos de Donovan y The Bisons. Que saldrán, no lo dudo, y serán un éxito. Sólo que con uno de ellos gano dinero, y con el otro pierdo de antemano. Adivina. Menos mal que, como dice el lema de mi generación, solo no puedes, con amigos sí. Gracias, amigos.

lunes, abril 18, 2005

Hace un tiempo vi un cartel de concierto que, junto al nombre del grupo -que ya he olvidado-, decía: 100% Punk-rock. Ni perros, ni rastas, ni malabares.
Ole.

domingo, abril 17, 2005

Acabamos de volver a casa después de bailar a LCD Soundsystem durante muy poco más de una hora. Como tiene que ser. Nunca he entendido a la gente que mide la calidad de un concierto por el tiempo que se pasan aburriendo a la peña desde el escenario.
En cuanto ha acabado el concierto de Hot Chip (simpáticos; no han añadido nada destacable desde la última vez que los vi) y han montado el material, yo ya estaba entregado. Me encanta la forma que tienen de colocar al batería de lado en primera línea de escenario, igual que hace Joantoni con Solution. Claro que ése, aunque se agradece, sólo es un pequeño detalle comparado con la fiesta que montan James Murphy y sus colegas sobre un escenario. Aquí sí tiene sentido ver a la gente bailando y mirando a la vez al escenario, porque la actividad y el ritmo que se despliega desde allí es algo digno de verse. Donde esté un concierto así, ¿quién quiere ver a los Chemical Brothers? Por momentos me ha hecho pensar en cómo debía de ser un concierto de descarga o de boogaloo en el Nueva York de los 60, una fiesta polirrítmica que provoca irremediablemente el baile.
Han comenzado a saco, con Beat Connection, y para cuando ha llegado el pogo salvaje de Movement yo ya había tenido varios subidones totalmente naturales. A tope sin drogas. La gente que fuera de algo tiene que haber salido taquicárdica perdida. El final ha sido, claro, el desfase sin límites de Yeah. No hay manera de superar ese final desbocado, con la 303 echando humo y la intensidad subiendo, subiendo y subiendo sin parar.
Sólo les quedaba la opción de pinchar Libertad Sin Ira y salir con el puño en alto, pero no debían de tener el disco a mano. Igualmente nos hemos ido todos muy contentos.
Voy a preparar la cena escuchando a Dayna Kurtz, que es otro rollo pero tiene un disco precioso.

martes, abril 12, 2005

Ayer, recién llegado de Palma, fui a ver a Coldplay en concierto en Pachá. Uno de esos conciertos supuestamente exclusivos donde la gente se pega por entrar y sentirse cool. En la puerta me crucé con Luis Figo, pero también estaban Ronaldo y señora y Andreu Buenafuente, que por cierto es fan de Sterlin. Ronaldo, que como buen delantero es un oportunista, ha querido redimir sus muchos pecados anunciando que si le sale niño lo llamará Juan Pablo. Supongo que si sale niña la llamará Karol.
A lo que iba, que esta mañana me han dicho que he salido en Corazón de Primavera con Anne Igartiburu (la de verdad, no Paco León). Qué cosas.
El concierto bien, mejor de lo que esperaba, pero me confirmó por qué nunca me ha interesado este grupo. Lo hacen muy bien, pero me dejan frío. Cold Coldplay.
Hice unas cuantas fotos, y mañana estará colgada la crónica en Ritmes (donde para completar el rollito namedropping hablo también de Gwyneth Paltrow). A la salida fuimos a cenar crêpes con Lenore y María, y Nando Cruz: hablamos del Papa, de Rainiero y de Ernesto de Hangover, como todo hijo de vecino en estos días medievales (lo de la aldea global es más cierto que nunca, somos todos unos aldeanos), y creo que les convencí de por qué debemos respetar e incluso admirar a Carlos y a Camilla. La gente se ríe, pero lo digo en serio.