martes, enero 27, 2009

Como sé que hay gente muy vaga que no hace click en los enlaces, y además la versión publicada era más corta que la original, aquí va la versión extended del artículo de ayer sobre la extensión del copyright que se está discutiendo estos días en la Unión Europea.

Europa y los discos de los Beatles

¿Conocen el caso de Mickey Mouse y la extensión del copyright? Aunque Walt Disney lleva más de cuarenta años fallecido, los ingresos que genera Mickey los monopoliza aún la compañía que fundó su creador. Su acceso al dominio público se consiguió bloquear, entre otros motivos, gracias a las presiones de la misma empresa que ingresa enormes cantidades de dinero con historias libres de derechos como Blancanieves, Pinocho o El Libro de la Selva.
El copyright no es como la propiedad de una casa: pretende ser una garantía para que los artistas puedan seguir creando, incentivarles para que recuperen su inversión y les compense el esfuerzo creativo. Por lo tanto, una vez pasado un tiempo prudencial, ese derecho prescribe y su obra pasa al dominio público. Las composiciones de Mozart, por ejemplo, forman parte del acervo cultural de la humanidad. Según la normativa vigente en Europa, cualquiera puede grabar una sonata de Mozart y editar esa grabación sin rendir cuentas a nadie, a la vez que mantiene el derecho de propiedad sobre la grabación durante los siguientes cincuenta años (en los EE.UU. el período es más largo). Una vez pasado ese tiempo, cualquiera puede editarla nuevamente o incluso construir algo nuevo a partir de ella. Como lo que hizo Moby en su disco Play, pero sin tener que pagar derechos al propietario de las grabaciones.
Ese término, el de la propiedad sobre la grabación, es el que ahora se quiere extender. Hasta ahora casi no había grabaciones en el dominio público, porque las técnicas de registro sonoro son relativamente recientes, pero el paso del tiempo está empezando a afectar a algunos lobbies con influencia en Bruselas. Más de tres cuartas partes de las grabaciones sujetas a copyright pertenecen a las cuatro grandes multinacionales del disco (Sony, Warner, EMI y Universal): incluso la música que en su momento fue editada por pequeñas independientes pertenece ahora en su mayor parte a las cuatro grandes. En Gran Bretaña, esto está a punto de afectar al primer éxito que tuvo en 1959 Sir Cliff Richard, todo un símbolo nacional. Y si hablamos de símbolos nacionales, muchas tonadillas de Concha Piquer, Miguel de Molina o Marifé de Triana pertenecen ya al común de la humanidad. Pero lo más dramático vendrá en unos años, cuando pasen al dominio público las primeras grabaciones de los Beatles. A partir de ahí será todo cuesta abajo y sin frenos: The Rolling Stones, The Kinks y toda la época dorada de la música grabada. Unos pocos tienen mucho que perder, y la mayoría tenemos mucho que ganar.

lunes, enero 26, 2009

Hoy sale en Público un artículo excelente del corresponsal en Bruselas, sobre la posible e injusta ampliación del copyright sobre los registros sonoros que se discute en la UE el mes que viene. Junto a este artículo, hay un breve análisis mío sobre el tema (que ampliaré en breve en otro artículo mucho más largo para Rockdelux).
Por otra parte, en el mismo diario sale una entrevista con Franz Ferdinand ya que su disco sale hoy. Problemas de espacio impidieron que saliese publicado en papel mi texto de apoyo a ese artículo, así que aquí lo tenéis.

(Actualización: finalmente lo de FF ha salido publicado esta tarde en la web del periódico. Lo bueno de que salga en la web es que no hay que lamentar recortes, que siempre dejan los textos un poco cojos).


TÓMATE EN SERIO A FRANZ FERDINAND... O NO

El primer impulso, lo que sugiere la lógica, es sospechar que hay algo raro. Desde el principio, Franz Ferdinand parecía un montaje ideado por creativos publicitarios, dispuestos a reventar el mercado de las tendencias: todo encajaba para convertir a unos chavales de Glasgow en una versión perfeccionada de Blur, en estrellas del pop para el siglo XXI. Producto empaquetado para gafapastas hedonistas, todo muy Spice Girls del indie. Música bailable y contagiosa, con pedigrí rockero y referencias a la nueva ola y el post-punk en un momento en el que eso cotizaba al alza. El look, impecable: flequillos bien cortados, pantalones de pitillo, los polos Fred Perry bien ajustados. Todo perfecto para arrasar en las portadas de las revistas de moda, tanto como en las de música. Josef K y Hedi Slimane en perfecta armonía.
La imagen de sus discos también parecía pensada al milímetro: arte de vanguardia ruso, constructivismo, Rodchenko. Propuesta estética con coartada intelectual, la transgresión convertida en mercancía. Les faltó exponer en el Musac.
Visto así, cualquiera se los tomaba en serio. En música, como en las mentes sensatas, el darwinismo y la evolución natural tienen más crédito que el diseño inteligente. Pero, aparcados los prejuicios, nadie puede negar que su estupendo primer disco está lleno de energía: el cambio de ritmo de “Take me out”, el estribillo de “Jacqueline”, la urgencia de “This fire”, esas melodías que se te quedan pegadas durante días. En directo, cada guitarrazo, cada golpe de caja, cada zapatazo a las tablas coincide con precisión metronómica. Hasta el momento, un concierto de Franz Ferdinand es una garantía, y tanto en “You could have it so much better” como en “Tonight” hay canciones suficientes (aunque estén más escondidas entre las medianías) para sostener conciertos intensos y nerviosos como los suyos.
Eso sí, tres discos después, siguen sin superar aquel debut. Quizá eso los hace más humanos. Ahora puedes creértelos. O no: es lo que tiene el pop art.

miércoles, enero 21, 2009

Después de lo contento que me puse el otro día al ver que hay novedades de Ian Svenonius (otra más: en marzo vendrá de gira con Publicist), una nueva noticia me ha puesto hoy de buen humor: hay nueva novela de Kiko Amat, y encima se llama "Rompepistas", en claro homenaje al sello fundado y dirigido por Hello Cuca. Hago aquí el primero de varios incisos para comentar también la estupenda noticia de que hay nuevo recopilatorio de Hello Cuca en preparación, que incluye cuatro canciones nuevas y que además lo va a editar Austrohúngaro.
Pero retomemos el tema: precisamente hace unas semanas quería regalarle a una amiga "Cosas que hacen BUM" (en la nueva edición de bolsillo que ha editado Anagrama), pero ya lo tenía: al final le regalé "Persépolis" de Marjane Satrapi y una edición barata de "To kill a mockingbird" de Harper Lee, que tampoco están nada mal. Creo que Kiko Amat es un personaje único en España en su manera de entender la literatura, mucho más cerca de la escena musical (y de algunos autores anglosajones, de Nick Hornby a Jim Dodge) que de cualquier otro novelista español, y me gusta recomendar o regalar sus libros como quien graba a alguien una cinta de canciones favoritas.
Demostrando lo que acabo de decir, el sábado que viene (31 de enero) se presenta en Barcelona, en el Heliogàbal por supuesto, la tercera novela de Amat para Anagrama. En la fiesta habrá una lectura del autor y, después, algo que ha calificado como "extravaganza musical única con miembros de Brighton 64, Grande-Marlaska, Surfin' Sirles, Nueva Vulcano, Astrud, Le Pianc, Veracruz, Silly Walk, The Bite y Las Dolores interpretando la banda sonora del libro". Conociendo el gusto musical de Kiko, esa banda sonora no puede ser menos que excelente. En cuanto al libro, ardo en ganas de leerlo.

domingo, enero 18, 2009

El martes es fiesta en Palma, el patrón de la ciudad, y mañana hay conciertos por todo el centro como cada año. El viernes publiqué esto en la edición local de El Mundo:

"Vamos a dejar las cosas claras desde el principio. Creo que hablar de la revetla de Sant Sebastià en este espacio sería un desperdicio. Así que intentaré ser breve: me parece ridículo sacar pecho y decir que estas fiestas son las de una ciudad que es “la octava del Estado” y que tienen “un cartel de actuaciones realmente excepcional”. Sí, excepcional hubiera sido en 1995. Venga, un empujoncito y llegamos al siglo XXI antes de que acabe. Es ridículo que el cartel de las fiestas se sostenga sobre todo en nombres del pasado y más vistos que el tebeo, como Revólver, Lax’n’Busto, Rosario Flores, Los Secretos y ¡Los Manolos! (a todo esto, la vuelta de Tequila sí es buena noticia y se recomienda mucho desde aquí; otra cosa será si siguen abusando de la nostalgia y siguen de gira de grandes éxitos dentro de cinco años, como hacen otros).

Es ridículo que se diga que el presupuesto de las actuaciones del lunes cuesta 200.000 euros menos que el año pasado, cuando el año pasado se gastaron más de 100.000 sólo en un grupo que decía ser la Electric Light Orchestra. Es ridículo que se quiera cerrar el cartel en septiembre y al final se acabe cerrando, y con prisas, a una semana de la fecha. Y es más ridículo aún que el único nombre actual y de relumbrón (a nivel de tirón popular, resultado comercial y credibilidad artística, combinada con una actualidad innegable), sea un grupo que trae la cadena 40 Principales. A eso se le llama quedar en evidencia, aunque otros lo llamen “partenariado”.

El concierto de 40 Principales, por cierto, comienza a las 21:30 y tiene programadas quince actuaciones. Como imagino que no estarán dando la turra hasta el día siguiente, deduzco que el formato de ese concierto estará (a diferencia de lo que se había dicho) basado en breves apariciones en playback. Excepto algunas excepciones, claro está, entre las que destaca el nombre del que hablaba antes: Nena Daconte. La versión pop de Amaral (él no lleva gorro, ella no exagera) ha dado en el blanco con una canción estupenda que seguiremos recordando dentro de muchos años. El único problema de ese temón que se titula “Tenía tanto que darte” es su sobreexposición: suena tanto y a todas horas que estamos por cambiarle el título a “Temía tanto quemarme”. Sin embargo, estas alturas sigue siendo un himno exultante y lleno de vida. Se va a caer la plaza cuando la toquen."

sábado, enero 17, 2009

A través del blog de Momus he llegado a esta página en la que puedes ver cuál sería tu nombre en japonés. A mí me ha salido esto:

My authentic japanese name is 中島 Nakajima (center of the island) 響 Hibiki (echo)



En el fondo es una tontería, claro, pero a mí que Hibiki Nakajima signifique "eco del centro de la isla" me ha encantado, me siento muy identificado.
Así que ya sabéis, podéis llamarme Hibiki (o Nakajima san).

martes, enero 13, 2009



¡Notición! Ian Svenonius vuelve a la carga con un nuevo grupo, Chain and the Gang, en el que colabora con Calvin Johnson. Y lo mejor de todo es que el disco, que por lo visto saldrá en marzo, ya está disponible en streaming en la página de K Records.
Dudo que Svenonius sepa quién es Esperanza Aguirre, pero visto el nombre y la filosofía de su nuevo grupo no estaría tan seguro: como si fuese un seguidor de la obsesión de la lideresa con el 2 de mayo, Ian y su grupo gritan: "¡Viva las cadenas!".
Pero, más que por el nacionalismo rancio, por lo que está interesado este intelectual del rock (sólo Momus tiene un discurso tan sólido y erudito en el pop de hoy en día) es por el rechazo frontal al neoliberalismo y a la apropiación de la palabra Libertad por parte de la reacción conservadora.
Usando una vez más el lenguaje del soul, el punk y la psicodelia como nadie lo ha sabido hacer, Ian Svenonius/Chain and the Gang dicen: "¡si esto es la libertad, encerradme y tirad la llave!".
Y nosotros decimos: "¡amén!".

KIKÍ D'AKÍ
No mires atrás
Siesta
Pop
****
www.kikidaki.com

Sin mirar atrás


A Kikí d’Akí le cuesta abandonar ese sambenito de artista de culto que arrastra desde los años de la movida, y eso que, desde su retorno tras tres lustros de silencio, se ha mostrado como una de las personas con más criterio y con una carrera más coherente de cuantas siguen en activo desde entonces. Si antes se apoyaba en el talento de Fernando Márquez “El Zurdo”, ahora Kikí se pone en manos de algunos de nuestros más exquisitos compositores y productores de pop, herederos de una tradición de la que ella forma parte sin duda. Sin mirar atrás, sino alrededor y hacia adelante. Su disco anterior, “Villa Flir” (Siesta, 2006) fue producido por Guille Milkyway de La Casa Azul, y en esta nueva entrega es Antonio Galvañ (Parade) el encargado de dotar de suntuosos arreglos a las canciones compuestas para Kikí por su eterno compañero de fatigas, Sergio López de Haro. En la línea sencilla y cotidiana de las geniales y nunca bastante reivindicadas Vainica Doble, con un sonido más actual y con todo el encanto del mundo.

Tras la separación de Las Chinas, en 1981, Kikí d’Akí inició una carrera en solitario que se interrumpió en el 88. Volvió a la actividad con “Mi colección” (Siesta, 2003), donde aún ajustaba cuentas con el pasado. A partir de ahí, su compromiso con el presente es modélico. Otros deberían tomar ejemplo.

Publicado el 8 de noviembre en el diario Público.

domingo, enero 11, 2009

Los retrasos en los aeropuertos se llevan mejor si encuentras wifi gratis. El otro día Pepa Charro me dio el soplo y ahora lo traslado a quien lea esto: junto a la puerta de la sala VIP del aeropuerto de Palma hay sillas, mesas, y un chorro de wifi gratuita para las celebrities... y para los listillos que estamos fuera. Ahí queda el consejo para que lo aprovechéis si se da el caso. Ahora me voy, que parece que sí salimos.

miércoles, enero 07, 2009



El pasado mes de noviembre, la revista Go dedicó su portada a Giant Sand. En las páginas interiores había una extensa entrevista con Howe Gelb y, además, un encargo que me hicieron a mí: tienes una página para escribir lo que quieras. Esto es lo que hice.

Compra un disco, cambia de vida

¿Quién dice que un disco no puede cambiarte la vida? Hace diecinueve años compré el disco “Long stem rant” (Demon, 1989) de Giant Sand, y el aleteo de aquella mariposa me ha traído hasta aquí hoy. Entonces yo no sabía aún que aquel quinto disco marcaba una nueva etapa en el grupo de Howe Gelb. Simplemente, puse la aguja sobre el vinilo y me dejé embrujar por una música que sonaba libre, única y diferente a todo, grabada en tres días en un granero en mitad del desierto por dos personas que parecían estar bajo el efecto de alguna droga alucinógena. En realidad, las alucinaciones las provocaba el calor insoportable del mes de julio en las inmediaciones de The Joshua Tree: hacía tanto calor que ni siquiera usaron cascos para grabar. Ahora estamos acostumbrados a la moda de los dúos de guitarra y batería, pero aquel sonido básico de Gelb y John Convertino, donde cada instrumento era protagonista en el diálogo y los silencios eran tan importantes como las descargas de electricidad descontrolada, me ganó para siempre.
Un par de discos después llegó “Center of the universe” (Brake Out, 1992) para redondear la fórmula y acabar de rendirme del todo a sus pies. Ahí seguía la huella de Bob Dylan, de Lou Reed, de Crazy Horse haciendo de banda de apoyo para Lee Hazelwood y Johnny Cash, pero aquí la crudeza venía aderezada con un contrabajo que tapaba grietas y rellenaba huecos. ¡Incluso había coros femeninos! Ese disco fue probablemente lo más cerca que ha estado Howe de encontrar la versión definitiva y domesticada de su sonido, ésa con la que finalmente alcanzó el éxito Calexico. Lo que no quita para que Calexico sea un grupo fabuloso, oiga, pero al Cowboy lo que es del Cowboy. En fin, divago. Sigamos con nuestra historia.
Con el tiempo, aquel jovencito que se quedó prendado del “Long stem rant” empezó a llevar la programación de Sonotone, una sala de conciertos en Mallorca. El corazón podía más que la cabeza, y nunca se ha visto perder dinero con tanta alegría como cuando llevamos a tocar a Make-Up, a Sonic Boom o a Hefner. Una de esas misiones suicidas provocadas por el romanticismo fue organizar un concierto de Howe Gelb. Era un período oscuro: hacía poco que Rainer, su mejor amigo, había muerto; Calexico estaba en plena eclosión y Giant Sand todavía no había editado “Chore of enchantment” (Loose, 2000), su siguiente punto de inflexión popular. Pero, ¡qué coño! ¿Howe Gelb? ¿Estás de broma? ¡Que venga, claro! Total, que vinieron poco más de cuarenta personas y palmamos una pasta. Pero qué a gusto nos quedamos, oye. Desde entonces, cada vez que Howe volvía a Palma (porque volvió, claro, y cada vez iba más gente a verle), quedábamos para comer o cenar y fantaseábamos sobre pasar un poco más de tiempo juntos que el poco rato que le queda libre a un músico de gira.
Un día, en una de esas cenas furtivas antes del concierto, la intuición de Howe encendió una bombillita: ¿por qué no me montas un par de conciertos por España y así pasamos juntos algunos días más? Dicho y hecho. Cerramos un par de fechas por el norte unos meses más tarde, alquilé un coche grande y cómodo y nos fuimos de viaje de trabajo. Lo pasamos tan bien que enseguida hicimos otra gira mucho más larga, esta vez viajando en tren y contándonos historias y anécdotas que luego valorábamos de una a cinco estrellas: las malas eran Texas Stories (el estado de la estrella solitaria).
Desde entonces, habré organizado unos treinta o cuarenta conciertos de Howe, solo, con el coro de gospel o con Giant Sand. Sólo he dejado de ir a dos de ellos, y puedo asegurar que ningún concierto de los que he visto ha sido igual al anterior. En directo, al listado de influencias obvias que mencionaba más arriba se añaden tres que son importantísimas para comprender al personaje: Thelonious Monk, Clint Eastwood y Groucho Marx. La improvisación creativa, la libertad del outsider y el sentido del humor. Nunca sabes qué va a pasar en un concierto de Howe Gelb o de Giant Sand, principalmente porque ni él mismo lo sabe. Sólo sabes que en cualquier momento te va a sorprender sin mover una ceja. En diciembre tenemos dos nuevas oportunidades para comprobarlo con las actuaciones de Giant Sand –la nueva formación estable del grupo es la bomba- en el festival Primavera Club, y en febrero volverá de nuevo a girar con ellos por varias salas de nuestro país. Actualmente estamos trabajando en una excitante y prometedora colaboración entre Howe y varios músicos de flamenco de Córdoba, coordinados por Fernando Vacas (miembro de Flow, productor y compositor de Prin’ La Lá y descubridor de Russian Red). Mientras tanto, la semilla que sembramos en aquella primera gira improvisada ha germinado en una agencia de contratación que lleva las giras en España de American Music Club, Herman Dune, Holly Golightly y Lonely Drifter Karen, entre otros. Por eso Howe me llama su non-agent agent. Todo es culpa suya. Insisto, ¿quién dice que un disco no puede cambiarte la vida?

sábado, enero 03, 2009



Hasta ahora, y desde hace ya trece años, en mi mundo Jonathan Jeremiah era el título de una preciosa canción instrumental que hicieron Le Mans como banda sonora para una pieza de danza contemporánea, y que también utilicé yo durante varios años como tema introductorio de la interpretación musicada del libro "Estimada Marta" de Miquel Martí i Pol que hacía con Adela Peraíta.
En la cara B del 12" venía una versión preciosa de "Ama Hil Zaigu", una canción del recientemente fallecido Mikel Laboa que grabaron Le Mans en el estudio de Toni Noguera en S'Aranjassa (Mallorca) la misma semana que tocaron en El Garito (que aún no era el Garito Café) uno de los poquísimos conciertos de su carrera.



Pero, a partir de ahora, Jonathan Jeremiah es también este jovenzuelo melenudo y con pinta de aplicado alumno de OT, versión bohemio-hippioso, que acaba de grabar su disco de debut. Lo saca Island y comparte manager con Mika, así que puedes esperar oír hablar mucho de él este año. Musicalmente es una puesta al día (esto es: lo mismo pero con sonido reluciente) del estilo de folk orquestado, bonito y melancólico, de Cat Stevens, Tim Hardin o incluso Terry Callier, entre otros. A mí me gusta, igual que me gustó Duffy en su momento (y aún lo hace), y con ese nombre no puedo evitar que, al menos por ahora, me caiga simpático.