El pasado mes de noviembre, la revista Go dedicó su portada a Giant Sand. En las páginas interiores había una extensa entrevista con Howe Gelb y, además, un encargo que me hicieron a mí: tienes una página para escribir lo que quieras. Esto es lo que hice.
Compra un disco, cambia de vida
¿Quién dice que un disco no puede cambiarte la vida? Hace diecinueve años compré el disco “Long stem rant” (Demon, 1989) de Giant Sand, y el aleteo de aquella mariposa me ha traído hasta aquí hoy. Entonces yo no sabía aún que aquel quinto disco marcaba una nueva etapa en el grupo de Howe Gelb. Simplemente, puse la aguja sobre el vinilo y me dejé embrujar por una música que sonaba libre, única y diferente a todo, grabada en tres días en un granero en mitad del desierto por dos personas que parecían estar bajo el efecto de alguna droga alucinógena. En realidad, las alucinaciones las provocaba el calor insoportable del mes de julio en las inmediaciones de The Joshua Tree: hacía tanto calor que ni siquiera usaron cascos para grabar. Ahora estamos acostumbrados a la moda de los dúos de guitarra y batería, pero aquel sonido básico de Gelb y John Convertino, donde cada instrumento era protagonista en el diálogo y los silencios eran tan importantes como las descargas de electricidad descontrolada, me ganó para siempre.
Un par de discos después llegó “Center of the universe” (Brake Out, 1992) para redondear la fórmula y acabar de rendirme del todo a sus pies. Ahí seguía la huella de Bob Dylan, de Lou Reed, de Crazy Horse haciendo de banda de apoyo para Lee Hazelwood y Johnny Cash, pero aquí la crudeza venía aderezada con un contrabajo que tapaba grietas y rellenaba huecos. ¡Incluso había coros femeninos! Ese disco fue probablemente lo más cerca que ha estado Howe de encontrar la versión definitiva y domesticada de su sonido, ésa con la que finalmente alcanzó el éxito Calexico. Lo que no quita para que Calexico sea un grupo fabuloso, oiga, pero al Cowboy lo que es del Cowboy. En fin, divago. Sigamos con nuestra historia.
Con el tiempo, aquel jovencito que se quedó prendado del “Long stem rant” empezó a llevar la programación de Sonotone, una sala de conciertos en Mallorca. El corazón podía más que la cabeza, y nunca se ha visto perder dinero con tanta alegría como cuando llevamos a tocar a Make-Up, a Sonic Boom o a Hefner. Una de esas misiones suicidas provocadas por el romanticismo fue organizar un concierto de Howe Gelb. Era un período oscuro: hacía poco que Rainer, su mejor amigo, había muerto; Calexico estaba en plena eclosión y Giant Sand todavía no había editado “Chore of enchantment” (Loose, 2000), su siguiente punto de inflexión popular. Pero, ¡qué coño! ¿Howe Gelb? ¿Estás de broma? ¡Que venga, claro! Total, que vinieron poco más de cuarenta personas y palmamos una pasta. Pero qué a gusto nos quedamos, oye. Desde entonces, cada vez que Howe volvía a Palma (porque volvió, claro, y cada vez iba más gente a verle), quedábamos para comer o cenar y fantaseábamos sobre pasar un poco más de tiempo juntos que el poco rato que le queda libre a un músico de gira.
Un día, en una de esas cenas furtivas antes del concierto, la intuición de Howe encendió una bombillita: ¿por qué no me montas un par de conciertos por España y así pasamos juntos algunos días más? Dicho y hecho. Cerramos un par de fechas por el norte unos meses más tarde, alquilé un coche grande y cómodo y nos fuimos de viaje de trabajo. Lo pasamos tan bien que enseguida hicimos otra gira mucho más larga, esta vez viajando en tren y contándonos historias y anécdotas que luego valorábamos de una a cinco estrellas: las malas eran Texas Stories (el estado de la estrella solitaria).
Desde entonces, habré organizado unos treinta o cuarenta conciertos de Howe, solo, con el coro de gospel o con Giant Sand. Sólo he dejado de ir a dos de ellos, y puedo asegurar que ningún concierto de los que he visto ha sido igual al anterior. En directo, al listado de influencias obvias que mencionaba más arriba se añaden tres que son importantísimas para comprender al personaje: Thelonious Monk, Clint Eastwood y Groucho Marx. La improvisación creativa, la libertad del outsider y el sentido del humor. Nunca sabes qué va a pasar en un concierto de Howe Gelb o de Giant Sand, principalmente porque ni él mismo lo sabe. Sólo sabes que en cualquier momento te va a sorprender sin mover una ceja. En diciembre tenemos dos nuevas oportunidades para comprobarlo con las actuaciones de Giant Sand –la nueva formación estable del grupo es la bomba- en el festival Primavera Club, y en febrero volverá de nuevo a girar con ellos por varias salas de nuestro país. Actualmente estamos trabajando en una excitante y prometedora colaboración entre Howe y varios músicos de flamenco de Córdoba, coordinados por Fernando Vacas (miembro de Flow, productor y compositor de Prin’ La Lá y descubridor de Russian Red). Mientras tanto, la semilla que sembramos en aquella primera gira improvisada ha germinado en una agencia de contratación que lleva las giras en España de American Music Club, Herman Dune, Holly Golightly y Lonely Drifter Karen, entre otros. Por eso Howe me llama su non-agent agent. Todo es culpa suya. Insisto, ¿quién dice que un disco no puede cambiarte la vida?
7 Comments:
Joan, ¿para cuando una visita a Palma? La última vez que vino a Lloseta lleghé imperdonablemente tarde (creíamos que el concierto era las 22:00 en vez de las 20:00)y solo pude escuchar dos canciones.
Eso sí, después pude hablar con él y me regaló un cd firmado y dedicado, pero el disgusto de no verlo no me lo quitó nadie.
pues por ahora no hay nada previsto para palma, y eso que en febrero viene de gira a españa con giant sand de nuevo... quizá en la próxima gira, no sé...
Bueno, pues nada, otra vez será, que al Primavera me será imposible ir.
Gracias y sigue con el blog, que desde hace un año y medio te sigo de forma habitual.
vaya, pues gracias, texe!
Qué arte, Joan.
... y qué suerte para todos tu locura juvenil.
¡Que siga así por muchos años!
bueno, la mía y la de Sebas, que el dinero también era suyo!
"¿quién dice que un disco no puede cambiarte la vida?"
Nadie, la cuestión es qué pasa cuando el disco que te cambia la vida es Xanadú (!)
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