jueves, septiembre 27, 2007

Una vez escribí aquí que este espacio me servía también para recordar sitios (como aquellos estupendos restaurantes de Santander) que puede ser interesante volver a visitar en el futuro por sus valores gastronómicos o sus precios imbatibles. El segundo caso se dio cuando fui con mi amigo André Shapps (productor de Big Audio Dynamite) a The Fitzroy Tavern, un lugar bastante ruidoso pero céntrico y con marchamo histórico que da nombre al barrio de Fitzrovia de Londres en el que está situado, y donde dos pintas de lager nos costaron 3 libras y poco, casi la mitad que en cualquier otro lugar de los que visitamos durante nuestros días londinenses. Ahí queda eso.

martes, septiembre 25, 2007

Hoy cuelgo un link a unas declaraciones del director del festival Donostikluba, que suscribo letra por letra, leído en el blog amigo Love of 74.

viernes, septiembre 21, 2007

Uno de los mejores momentos del End of the Road fue su cierre. No la última actuación del festival propiamente, pero sí la última para mí y para muchos de los que estábamos allí, convencidos de que aquella noche ya no veríamos nada mejor y que con aquello podíamos despedirnos del fin de semana con un sabor de boca inmejorable.
Los protagonistas fueron Herman Dune, que ya en su concierto "oficial" del escenario grande habían anunciado que aquella misma noche ofrecerían otro concierto en la pequeña carpa organizada por el club londinense The Local. A la formación de directo que llevaba el grupo en esta ocasión (Yaya y Néman, flanqueados por Turner Cody y las Babyskins) se unieron Jack Lewis, el batería de los Jitters y David Tattersall de The Wave Pictures, el reciente fichaje de Moshi Moshi, que demostró su virtuosismo a las seis cuerdas interpretando todo el repertorio de Herman Dune sin haberlo ensayado ni una sola vez con anterioridad. Cada vez que le tocaba hacer el solo parecía que estábamos oyendo a Sterling Morrison, pero en el escenario veíamos a ese chaval tímido e inmutable que dominaba la guitarra como si fuera una extensión de su propio cuerpo.
Frente a una pequeña carpa abarrotada y totalmente entregada, este super grupo del folk-pop montó una fiesta memorable con versiones hiperrítmicas de sus temas (a ver, con tanto percusionista añadido: también se sumaron a la fiesta el programador de la carpa y la directora del festival, aporreando sendos instrumentos de percusión), y cerró el festival de la mejor manera posible para muchos de nosotros. De camino a la salida, pasado el ya desierto escenario grande, escuchamos los acordes de las violinistas de Jens Lekman en la otra carpa. En pocos minutos iba a salir a pinchar Everett True, pero nosotros ya habíamos tenido bastante. Qué final maravilloso.

jueves, septiembre 20, 2007

El pasado fin de semana estuve en un estupendo festival llamado End of the Road. En mitad de ninguna parte (en la campiña inglesa, entre Dorset y Wiltshire), ocupando unos jardines habitualmente habitados por una familia de pavos reales que paseaban indiferentes entre el público, se celebró por segunda vez este inusual festival de tamaño reducido y ambiente familiar, que al excelente cartel unía una atmósfera relajada y un entorno ideal para disfrutar al máximo de todos los conciertos. Un festival para gente a quien le gusta la música. ¡Incluso el tiempo acompañó!
Además de pasar muy buenos momentos con Howe Gelb (y el resto de su entorno) y con Herman Dune (ídem), que eran los principales motivos de mi visita, pude ver una enorme cantidad de conciertos emocionantes, divertidos, excitantes, íntimos, deliciosos y plenamente satisfactorios, desde una posición privilegiada en la mayoría de las ocasiones. El número de conciertos que me gustaron fue tan elevado que casi reescribiría el cartel del festival, pero puestos a destacar me quedo con la capacidad de Jim White para salir del paso más que dignamente en un concierto casi sin voz; la seguridad de John Paul Jones acompañando con maestría a Robyn Hitchcock; la simpatía desbordante de Jim Bryson; la exuberancia festiva de I'm From Barcelona; la inesperada contundencia de Darren Hayman; el delicioso anacronismo y la fragilidad de Liz Green; la verborrea inteligente de Jeffrey Lewis o el folk espontáneo y pizpireto de Peggy Sue & The Pirates.
He dejado para el final, ya que hablamos de folk, a uno de los descubrimientos del festival (que además es descubrimiento del festival, puesto que editan sus discos a través de End of the Road Records): The Young Republic es un joven octeto de Massachussets al que vimos tres veces durante el fin de semana, y las tres veces demostraron una soltura y una consistencia que si no se tuerce su trayectoria les va a deparar muy buenos resultados en el futuro. Por momentos me recordaron a los primeros Belle And Sebastian (aunque dominando mucho más sus instrumentos: los miembros de The Young Republic se conocieron en la Berklee School of Music, y se les nota... para bien), pero su sonido escora más hacia el folk-rock americano, hacia Moby Grape -como bien apuntó Joantoni-, los Flying Burrito Brothers y Bob Dylan, a quien dedicaron un buen puñado de versiones durante el fin de semana. Son jóvenes, exudan carisma por los poros, y uno se los imagina perfectamente recogiendo el testigo de The Arcade Fire, aunque para ello les haga falta pulir un poco su repertorio. Las ganas y la confianza en sus posibilidades las tienen, y la capacidad también.
El antes y el después se completaron con conciertos de Jesse Sykes and the Sweet Hereafter en The Water Rats, Tallulah Rendall en el salón de casa, el alucinante descubrimiento de una señora americana cuyo nombre no recuerdo pero que hacía spoken word cabaretero con un encanto arrebatador en The Big Chill House, un par de cervezas y unos vinos con Mark Eitzel en Crouch End, visitas, comidas y cenas con un montón de amigos y el maravilloso fin de fiesta que fue el concierto abarrotado de Howe Gelb en The Luminaire, teloneado por sus dos últimos descubrimientos: Kate Maki y Lonna Kelley.
Una visita muy bien aprovechada, diría. A ver si se repite pronto.

jueves, septiembre 06, 2007

Fred y Judy Vermorel eran amigos íntimos de Malcolm McLaren. En 1978 -mientras los Sex Pistols se estaban separando sobre un escenario, poco antes de que Sid Vicious grabase su decadente versión de "My Way"-, la pareja publicó un libro clarividente que recogía los hechos históricos cuando aún estaban calientes, a base de entrevistas, artículos de la prensa de la época y, lo más revelador de todo, fragmentos del diario personal de Sophie Richmond (asistente de McLaren y novia de Jamie McGregor, diseñador de las portadas y carteles del grupo).
En la entrada del 24 de agosto de 1977, Sophie escribe: Emma ha encontrado un piso para Sid en Maida Vale, sin amueblar, alquiler para siete años (acaba en 1984). Cuando llamé a Malcolm para que me diera el visto bueno dijo que estaba bien, que para entonces estará muerto...