Había quedado con Jonston para escuchar una mezcla no definitiva del disco (¡ya casi está!), pero tendré que ir hoy: una hora antes de su concierto, Mabel nos envía un mensaje y nos vamos corriendo a ver a Hello Cuca.
Tocaban en Moby Dick, teloneando a The Long Blondes. Fue un placer bailar sus canciones una vez más, interpretadas con la soltura y la convicción a que nos tienen acostumbrados (quizá un poco nerviosas esta vez, con la sala repleta de gente más pendiente de que llegase el grupo principal). A continuación salieron a escena las Long Blondes, un grupo a quien un amigo miope definió como "demasiado guapos". Ni son guapos (lo cual, evidentemente, es lo de menos), ni tienen buenas canciones. Tienen un par de temas simpáticos, varias canciones que incluso calificaría de memorables, pero en general son un peñazo sin chispa. Hice verdaderos esfuerzos por que me gustaran (¡lo tienen todo para gustarme!), pero a la quinta canción estaba tan aburrido que miré el reloj, y ¡sorpresa! ¡Nos daba a tiempo a ir a ver a Cohete al Nasti!
Llegamos justo cuando daban el primer acorde, y qué bien hicimos en cambiar de lugar: Cohete dieron un conciertazo. A su magnífico repertorio unen ahora una interpretación correosa y conjuntada, suenan perfectamente engrasados y todos los instrumentos están en su sitio. Para mayor alegría, después de ellos tocaban Cuchillo, un grupo del que había oído hablar muy bien pero al que no había escuchado aún. Resultado: soy fan de Cuchillo. Me recordaban a Matt Elliott, a Animal Collective, a The Velvet Underground, a algunos buenos momentos de Pink Floyd. Sólo un guitarrista y vocalista (que superpone capas y capas de sonidos autosampleados en un crescendo interminable) y un batería fabuloso, elegante y siempre acertado. Toda una sorpresa y un hallazgo.
Así que me perdí a Momus (¡no se puede estar en todo!), pero ver a Hello Cuca y a Cohete en plena forma y descubrir a Cuchillo es una buena manera de aprovechar el sábado noche, ¿no?