lunes, noviembre 20, 2006

Abundando en lo que decía el jueves sobre la invasión intolerable de eso que llaman música, fuera de contexto, desprovista de valor y cubriendo con una fina capa sonora todos los aspectos de la vida diaria, y después de transitar estos días por estaciones de metro en Madrid y Barcelona, caigo una vez más en recordar cómo odio el Canal Metro Madrid (y su equivalente catalán, claro). Una sucesión sin aparente sentido de imágenes, anuncios, noticias, vídeos... recitados por una voz de becaria anodina a un volumen brutal -al menos en las estaciones del metro madrileño-, que no hace más que molestar y entrometerse en la intimidad de los viajeros que no queremos escuchar las noticias que nos quieren contar ni comprar los productos que nos quieren vender.
No sólo molesta e interrumpe el recogimiento del viajero o despista de la concentración en la lectura: también he comprobado su peligro y su desatino cuando estorba la correcta recepción de mensajes verdaderamente importantes que se dan por megafonía en casos excepcionales.
Lo peor es cuando te paras a esperar el metro justo debajo de uno de los bafles que escupen las insulsas tonterías y las noticias triviales con las que se supone que nos quieren entretener (¿no querrán más bien que no pensemos en otras cosas?). Entonces es cuando me pregunto qué pasaría si me bajase al metro con el loro a cuestas y expusiese a todo el mundo a la escucha obligatoria de, por ejemplo, el disco del grupo de Glasgow De Rosa, que pasó desapercibido a pesar de gustarme mucho y recordarme a los buenos viejos tiempos de Anastasia Screamed. El caso sería el mismo, ¿no?

14 Comments:

At 14:21, Anonymous Anónimo said...

TOTALMENTE DE ACUERDO.

Cuando lo pusieron me irritó muchísimo, aunque a T. (que sostiene que soy un silenciofóbico) le sorprendía mucho mi cabreo.

Un paso más en la colonización de lo público.

 
At 14:57, Blogger joan said...

yo soy más bien silenciófilo (o disfruto con la infinita riqueza de los sonidos del silencio, siguiendo a John Cage).
eso me ayuda luego a disfrutar con mayor intensidad mi relación casi simbiótica con la música.

 
At 17:02, Anonymous Anónimo said...

El tema es que esa TV llamada TV-Trans (o TV-Transit) es un gran negocio de una gran constructora en asociación con monstruos como TPI, que también venden espacios en el canal de marras. A medida que cumplo años me vuelvo más irascible, y hoy me han dado ganas de tirar una pedrada al bafle que escupía a gritos consignas pro-obras de Gallardón ¡Eso a un vecino de la calle Funecarral! Yo me imagino lo que pasaría si no pasara nada: viviría mejor. Menos ruido en la calle y menos ruido en el metro.
E.G.

 
At 17:56, Blogger joan said...

es que esa campaña de lo que pasaría si no pasara nada tiene mucha guasa, es facilísimo darle la vuelta.

 
At 11:13, Anonymous Anónimo said...

Ayer estaa en el cine, pusieron un spot de esa campaña en el que se veían imágenes de Madrid de principios del siglo XX o así, y varias personas murmuraron "pues era más bonito antes". Este tipo de campañas creo que acaban siendo contraproducentes y nos convertirán en fundamentalistas antiprogreso al estilo Manolo García.

 
At 17:05, Blogger joan said...

al hilo de lo que dice David, me echo un cable a mí mismo: una de las canciones de Solution (busquen el link en un post más abajo) se llama "Ludditas furiosos".

 
At 15:35, Anonymous Anónimo said...

Totalmente de acuerdo. Me encantaría recuperar un artículo que hace tiempo (igual hace dos o tres años) le dedicó Quim Monzó a este mismo tema en "La Vanguardia", no recuerdo si en el diario mismo o en su suplemento de los domingos.

 
At 12:04, Blogger Miguel B. Núñez said...

Es que, por si no fuera ya un puto rollo ir en metro, encima está ese PUTO JODIDO canal de televisión!

Saca lo peor de mí... ¿lo harán para jodernos? ¡Dios, qué terrible sensación de conejillo de indias!


;)

 
At 17:03, Anonymous Anónimo said...

Pues que cierto es todo esto, así como lo que apunta el día sin música. Cuando veo esos monitores y oigo ese ruido (porque es ruido), no puedo evitar sentirme como un personaje de 1984 o de un mundo feliz, con nuestros manipuladores de cerebros a la orden del día, como si no tuviesemos ya bastantes trivialidades y publicidad ya sólo con encender la tele en casa, se nos obliga a verla en un sitio al que tenemos que impepinablemente por si cometemes el acto de rebeldía de no exponernos voluntariamente a la publicidad. Vamos, hitleriano me veo todo esto dento de poco. Aparte, me parece una falta de respeto a la gente que va a trabajar en transporte público y que no necesariamente tiene ganas de ver la tele a las 7 de la mañana

 
At 10:35, Anonymous Anónimo said...

Por cierto, aunque ahora no funciona, es curiosa la propuesta de Bill Drummond:

http://www.nomusicday.com

 
At 10:48, Blogger joan said...

damaged, eso estaba en el post anterior...

 
At 11:00, Anonymous Anónimo said...

Estoy yo fino hoy...

 
At 13:03, Anonymous Anónimo said...

No he leído los comentarios así que quizás me repita: PUTO CANAL METRO. seguro que hasta se puede interponer una demanda por tenerte sometido a la miiiiiierda de la tele metiéndose en tus oídos, indefenso, con los puños cerrados...

 
At 13:16, Blogger joan said...

te repites, en efecto, pero hay que decirlo más: PUTO CANAL METRO!! :-)

 

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