Día 11 - Cádiz
Madrugón para coger un tren que casi perdemos. Antes tenemos que ir al banco para enviar dinero a Tucson, y llegamos a Atocha por los pelos, estafados por un taxista que apaga el taxímetro y nos hace un presupuesto a ojo. Qué diferencia con aquél tan majo de Barcelona, aunque nos hiciera perder el tren.
Llegamos a tiempo, y en el tren charlamos y dormimos. Varias veces cada acción, son cinco horas y pico.
Dejamos las cosas en el hotel de Cádiz, y salimos a la plaza a tomar un café. Allí vemos a un joven inglés que se parece a Howe de joven. Al poco, se nos acerca y acaba sentándose con nosotros: ha venido especialmente desde Londres para ver el concierto (bueno, y para ver a una chica a la que conoció este verano).
En la recepción del hotel hay revistas con Vacabou en la portada: es la agenda de ocio de esta zona (de Cádiz a Sanlúcar).
Mientras Howe duerme la siesta, escribo mi artículo del periódico y voy al recinto universitario donde se celebrará el concierto. Doy las indicaciones oportunas de situación de escenario, monitores, etc, y subo a la oficina de Salvador Catalán, organizador del concierto, para enviar el artículo, bajar el correo y hacer mi conexión radiofónica semanal.
Se ha pasado toda la tarde lloviendo, pero aun así superamos las cien personas. Me perdonaréis que no haga demasiadas menciones al concierto en sí, pero a estas alturas ya confundo los días y las versiones. A la gente le gustó, claro. Al final vendí más de treinta discos.
Al acabar, vamos a tomar un fino con Salvador, con Vidal Romero y con Pablo Vinuesa (querías salir aquí, pues ya está hecho). Tratamos de transmitir a Howe el amor por Chiquito de la Calzada: el Ornette Coleman del humor, en la finísima definición de Salvador. Los pocos que se quejan del sentido del humor de Howe lo van a pasar mal en la próxima gira...
Esta tiene que ser la última noche, así que decidimos apurarla. Cuando se acaban los bares interesantes o se va a dormir la gente que nos cae bien, acabamos en la habitación de Howe, escuchando el murmullo del botellón en la plaza.
Día 12 - Córdoba
Pasamos la mañana en Cádiz, disfrutando del buen tiempo y del pequeño tamaño del centro de la ciudad. En un par de horas nos da tiempo a comprar libros de ocasión, tomarnos un refresco en al parque junto al mar, revisar el correo, despedirnos de Salvador, ir a la oficina de Correos y pensar que, otra vez, vamos a perder el tren de las cuatro. Para nada. Tras un sprint a cámara lenta (ni siquiera corríamos, a pesar de que perder ese tren significaba cancelar el concierto de Córdoba: algo en nuestro subconsciente nos pedía quedarnos un rato más en Cádiz), llegamos a la estación siete minutos antes de las cuatro, para darnos cuenta de que el tren salía a las cuatro y veinticinco. Dada la facilidad que tuvimos para llegar sobrados de tiempo, decidimos coger un taxi e ir a tomar una cerveza junto al mar. De repente, faltan diez minutos para que salga el tren y aún estamos sentados en la terraza... Corremos hacia la parada de taxis y nos subimos a uno. El taxista, implicadísimo, se mete por una calle en dirección contraria para llegar antes. Finalmente, llegamos a la estación siete minutos antes de la salida del tren. Enseñanza: en Cádiz todo está muy cerca.
Al llegar a Córdoba esperamos a Mamen en la estación, dejamos las cosas de Howe en el hotel y nos vamos hacia La Mode. Jonston ya está allí, ha llegado al mediodía. También están allí Rui y Ricardo, dos chicos muy majos de Portugal que han ido expresamente para ver el concierto.
Jonston y yo tocamos por fin el set entero, ante un público formado por yonquis y/o zombies: no reaccionan con nosotros, pero es que tampoco reaccionaron con Howe. Y eso que el concierto de Howe es buenísimo, perfecto para el final de gira (o para el principio, si seguimos con la broma de que la gira es en rewind). La versión de Stuck es la mejor de la gira, y por fin consigo que toque Jason otra vez. Aunque parece que ha gustado mucho, nadie pide un bis. Mala suerte, porque Howe pretendía subirme al escenario a tocar en la versión de Johnny Cash.
Tras el concierto, vamos todos al Automático, el bar de Fernando y Manolo de Flow (dueños también de La Mode) en el centro de Córdoba. ¿Dije que la de Cádiz tenía que ser la última noche? Cuando Howe se va, sólo le quedan unas tres horas para dormir antes de coger el tren hacia Sevilla y volar hacia Italia.
La despedida es triste, pero como dice nuestro hombre, cuando has estado mucho tiempo de gira aprendes a despedirte sin demasiado drama. Y nos quedan los teléfonos móviles: desde ese momento y hasta hace cinco minutos, decenas de SMS viajan por las ondas cada día.
Día 13 - Córdoba-Madrid
Cuando nos levantamos al mediodía, en casa de Fernando no hay electricidad (no la había por la noche, pero pensábamos que era torpeza nuestra). Jonston se va a tocar a Linares, Howe se ha ido a Italia, y yo pincho en el Automático.
Mamen y yo pasamos la tarde paseando por la ciudad. Nos reunimos con Fernando, cenamos y vamos al bar. Pincho con los discos del bar, pero nos divertimos mucho. Por la mañana empiezan a llegar los SMS: Linares vibró con el folk; A sweet crowd, but I wish I was there...
Al llegar a Madrid por la noche del domingo, dejamos las maletas y salimos inmediatamente para ver a Julie Doiron en Siroco. Cuando llegamos, Berg Sans Nipple están alucinando a todo el mundo con sus construcciones geométricas y su electrónica orgánica. Jesús Llorente me presenta a Julie, justo cuando me llega un SMS de Howe. Se mandan abrazos mutuamente a través de mi celular, y Julie sale a tocar. Un concierto estremecedor, a pesar de que era imposible verla debido al lleno y a las características del local. Pero bastaba con escuchar su voz. Hacia el final del concierto, Julie me echa un cable diciendo que en mayo vienen Herman Düne y que todo el mundo debería ir a verlos. Eso digo yo.
Las ladyfesters le dan una chapa y le hacen una foto, nos despedimos de ella, de Jesús y de Noemí, y a casa. A descansar.
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