Todavía me duelen los ojos por la falta de sueño. Ayer estuvimos en la cuarta fiesta "En Plan Travesti", organizada por La Prohibida y otras bellezas postizas de la capital, viendo a Fran en directo. Pinchaba Mario Vaquerizo, loquísima, y también actuaron dos travestis de nombre impagable (Puti Record's), responsables de una de las frases de la noche, en uno de sus muchos intercambios de piropos con el público: En Marte hay vida, pero aquí hay más. El concierto de Fran quedó deslucido por el cochambroso sonido de la sala Flamingo (el viernes vimos allí mismo a Suburbia en el club Ocho Y Medio: Alex es encantadora, como siempre, pero con ese sonido todo parecía un desastre), pero no pareció importar mucho. "En Plan Travesti" es una fiesta de amigos, que a menudo raya en la autoindulgencia: qué mariconas somos y qué bien nos lo pasamos. Y subrayo lo de qué bien nos lo pasamos, yo me lo pasé bomba.
Aunque, como decía J, cada vez se está convirtiendo más en un megaevento, ayer estaba Boris Izaguirre, destacando en un rincón junto a la cabina.
Pasó a mi lado, y cuando cruzamos las miradas estuve a punto de saludarle. Es algo que me pasa últimamente con la gente de la tele. Me da la impresión de que les conozco (de hecho es así, se meten en mi casa cada día), y estoy a una décima de segundo de saludarles. Luego siempre me quedo con esa sensación de pardillo provinciano que, por otra parte, no me molesta en absoluto. Es lo que hay. A mí me pasaba eso con los viejos de Palma cuando hacía el programa en TVE Balears, me saludaba mogollón de gente a la que no conocía de nada. En cuanto logré controlar mi impulso y no saludarle, visualicé su nombre con una Y griega bien grande. Yzaguirre. Habíamos llegado al Flamingo sin haber pasado por casa, después de haber estado por la mañana en el Rastro, comprando discos y bebiendo vermú (Yzaguirre) con Murky, Tuyi y Muí, mis amigos de los nombres raros con las letras 'u' e 'i'. Lo interpreté como una señal del destino: Fran se puso mitinero en su concierto, pidiendo el voto contra el PP; estoy de acuerdo con su postura, pero no sé a quién votaré, porque ninguno me atrae. Puede que esas vocales cambiadas de sitio se merezcan mi apoyo. Ya veré. Por de pronto lo que tengo que hacer es arreglar lo del voto por correo, porque el fin de semana de las elecciones voy a estar en Euskadi, en primera línea de guerra.
Rebobino un día más.
El sábado por la noche, después de beber unos vinos en la maravillosa casa de la hermana de Tuyi con Juan Flesca y Laura y de salvar a Santiago Segura de un grave problema en su oficina, fuimos al Nasti, a la fiesta de presentación del festival Primavera Sound. Se habían caído los nombres internacionales del cartel, pero por suerte lo que nos interesaba a nosotros era el producto nacional. Y qué bien hicimos en ir a verlos: Veracruz es un grupo fantástico de post-punk y riot-funk, que por momentos recuerdan a The Cramps, a The Rapture o a Hello Cuca. Mamen compró su single en Yoyo Industrias y no hemos dejado de escucharlo todo el fin de semana. Ginferno es el nuevo fichaje de Ale Hop (y de Beat Generation, y de Astro; como dice Murky, una copro-ducción): me recordaron mucho al Patrullero, con un batería muy imaginativo que es más bien un percusionista alocado, y un sonido entre progresivo y primitivo, muy original. No sé qué tal serán en disco -a punto de salir al mercado-, pero en directo son para no perdérselos.
El fin de semana dio para más: vimos "Zatoichi" (un entretenimiento con destellos del gran Kitano) y, toco madera, ¡parece que hemos encontrado piso! Esta última noticia necesita madurar, no vaya a ser que me dé mala suerte y no nos lo dén, así que no me extiendo. Sólo espero que tengamos suerte y podamos quedarnos con un piso maravilloso que vimos ayer por la mañana. Qué nerviosssss.
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