Esto salió ayer en la edición de Baleares del diario El Mundo:
Todo es culpa de la crisis
Los medios que se tomen en serio a sí mismos deberían despedir inmediatamente a cualquier periodista que vuelva a utilizar la palabra “crisis” en un titular. O, por lo menos, mandarle a perseguir famosos de tres al cuarto por el aeropuerto. Ahora resulta que cualquier cosa que va mal es por culpa de “la crisis”, el nuevo gran enemigo oculto de la humanidad después del “terrorismo”. La cuestión es que le tengamos miedo a algo intangible, para que sigamos tragando sin protestar. ¡Si incluso Zapatero dijo ayer en la radio que llevamos “veinte meses de crisis gravísima”! ¡Veinte meses! No recuerdo que el presidente hablase de crisis hace veinte meses. Al contrario, se dedicaba a torear el término elegantemente hasta hace menos de diez. Pero ahora es la excusa perfecta para cualquier contratiempo: es que hay crisis, ¿saben? No es culpa nuestra, es de “la crisis”.
La última supuesta víctima de “la crisis” es el festival Summercase (y el resto de festivales del emporio barcelonés Sinnamon: Creamfields, Daydream, Ola!, etc.). Según el escueto comunicado de la organización, la culpa es de la crisis y de los altos precios de los cachés. No de la saturación de festivales (¡ningún niño sin juguete, ningún pueblo de España sin su festival!), ni de la subasta delirante entre ellos, que ha hecho que los grupos internacionales cobren más dinero en España que en cualquier otro país del mundo. Tampoco es culpa del iluminado que tuvo la brillante idea de hacer que el Summercase del año pasado coincidiese en fechas con el festival de Benicàssim. Es culpa de la crisis, de la dichosa y oportunísima (al menos para salvar las apariencias) crisis.
Es entonces cuando viene el listillo de turno y dice que si en chino crisis también significa oportunidad y bla, bla, bla. Pero lo cierto es que siempre es de los períodos oscuros de donde salen las propuestas más renovadoras, así que algo de razón tendrá el listillo que recuerda los proverbios. Justo en uno de los períodos más aburridos de la noche mallorquina, con todos los obstáculos posibles para la celebración de espectáculos de música en directo en Palma (esto sí que es una crisis, y lleva muchos más de veinte meses), hoy hace un mes que se abrió el Papagayo, la fiesta colorista que se celebra todos los viernes en la sala La Azotea de Gomila.
Esta noche el Papagayo tiene un invitado de excepción: desde Madrid, el inclasificable dúo Grabba Grabba Tape provocará el asombro y, en muchos casos, la fascinación del público con su explosiva puesta en escena (dos energúmenos disfrazados de peluches bañados en ácido, aporreando un sintetizador y una batería con imaginación y energía desbordantes), que les ha llevado a convertirse en uno de los grupos españoles que más eco están recibiendo fuera de nuestras fronteras.
El otro concierto destacado de la semana será en el Teatre de Lloseta, otro escenario que no sólo sobrevive a la crisis sino que la sortea con agilidad: cada vez hay más gente en sus actividades, atraída por sus buenas condiciones y la calidad general de sus propuestas. Los protagonistas el domingo en Lloseta (que podrían haber participado en los conciertos de la Diada, pero como hay crisis...) son los canadienses Women: una versión sucia, excitante y actual de la psicodelia, el garage y el folk sesenteros, como los Zombies y los Beach Boys pasados por el filtro de los primeros Animal Collective. Estarán en mayo en el Primavera Sound (¡mira, un festival que no habla de crisis!), pero los tenemos aquí tres meses antes.
2 Comments:
Grabba Grabba Tape estan tronats! I Women, excitants!
Joan, eres un crack tío!!!
saludo, Jaime (madrid)
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