Ayer fuimos al cine a ver Ludwig, de Visconti. Como dice Juan Flesca, vivimos en el barrio del cine de autor. Aparte del placer que me supuso la fuerte carga de Helmut Berger de la cual hace gala Genís Segarra, hubo una cosa que me molestó sobremanera: fuimos a ver una versión original subtitulada, y lo que nos ofrecieron fue una versión doblada al italiano del original rodado en inglés. Eso sí, subtitulada en castellano.
Los programadores deberían tener en cuenta que, aunque el esnobismo es común entre el público de los cines de versión original, algunos lo que queremos es escuchar la interpretación original de los actores, no sentirnos más cosmopolitas, cultos o interesantes por ver las películas subtituladas. Sin renunciar a nuestro propio esnobismo, claro está. Y sin dejar de ser tan cosmopolitas, cultos e interesantes como el que más.
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