lunes, octubre 29, 2007

El concierto de Herman Dune en Barcelona fue un éxito rotundo: no sólo por el llenazo absoluto (se quedó un montón de gente en la calle, Santi Carrillo me dijo que nunca había visto la 2 de Apolo tan abarrotada), sino por un concierto que fue subiendo en intensidad, en paralelo a la temperatura ambiental, hasta el punto de que había canciones que no acababan cuando quería el grupo, sino cuando lo permitía el público.
¿Cómo? Pues coreando el estribillo aun cuando el grupo había acabado la canción, obligando a los músicos a retomar el hilo en una exultante coda final; o acompañando a las palmas a David en un momento a cappella que se pretendía breve, pero que se alargaba y alargaba para no romper el momento de conexión entre intérprete y audiencia. Una verdadera gozada de concierto, de verdad; el colofón perfecto a una gira en la que hemos pasado grandes momentos. A ver si es cierto que vuelven a principios de 2008.
A todo esto, el comentario de Elena en la entrada anterior me recuerda que aún no había expresado públicamente mi queja sobre el cierre del local de Ladinamo en Madrid. Es una gran pérdida: en Madrid (y puede que en España) no hay otro sitio así.

2 Comments:

At 13:21, Blogger Luke said...

La verdad es que el concierto que dieron hace apenas una semana en Valencia fue bastante diferente.

La sala estaba medio vacía y (desafortunadamente) había muy poca gente interesada en los conciertos anteriores a Paul Weller o Sunday Drivers. Aún así, ellos estuvieron muy bien y completaron un concierto muy apañado.

Saludos.

 
At 18:50, Blogger joan said...

bueno, el concepto de sala llena o sala vacía cambia mucho dependiendo del aforo: de hecho, en valencia había más gente viendo a herman dune que en barcelona, porque en la sala cabían casi 2000 personas, mientras que en la 2 de Apolo caben unas 400.
eso sí, el concierto de valencia resultó algo más frío y normalito que el de barcelona.

 

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