En el aniversario de La Fàbrica de Licors (una galería especializada en fotografía y artes visuales de Palma) estuve viendo en directo a Phogo, un grupo que va del punk al dub sin esfuerzo aparente. A veces recuerdan a Bad Brains, pero no se quedan ahí. Como dice Evarist, Phogo pueden tocar junto a cualquier otro grupo, de cualquier estilo -pueden tocar en cualquier sitio, añado yo- y nunca desentonan. Los ramalazos hardcore se agradecen de vez en cuando, pero lo que más aprecio de Phogo son los pasajes dub con melódica y ecos infinitos. Desde que no llevan guitarrista, la formación es escueta pero perfecta para su propuesta: batería, bajo con distorsión y un cantante de espaldas al público, manipulando el pedal de eco y algo parecido a una caja de ritmos antediluviana con ruidos pregrabados. El resultado puede ir de Bad Brains a Beastie Boys, de Lee "Scratch" Perry a The Jesus And Mary Chain o Sonic Youth, con un sonido lisérgico y muy experimental.
Hubo gente que no aguantaba las descargas de ruido y abandonaba la plaza de Santa Eulàlia (me encanta que haya conciertos al aire libre al lado de casa) para refugiarse en las intrincadas salas de la Fàbrica, donde por cierto exponía Gato (batería de Phogo, en el pasado lo fue de los míticos Fun People) sus stencils. No entiendo cómo puede haber gente que valore y aprecie el arte abstracto, la vanguardia y las nuevas vías de expresión artística, y no se den cuenta de que lo de Phogo es eso, puro arte de vanguardia. Están a años luz del resto de bandas de punk que puede ver uno hoy en día.
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