viernes, agosto 13, 2010

Hoy en la edición balear del diario El Mundo he publicado esto.


Las barbas de tu vecino

Normalmente esta sección se dedica a recomendar e informar sobre los conciertos más interesantes de la semana, haciendo una selección totalmente subjetiva y parcial pero garantizando un mínimo de calidad e interés artístico. Otras veces, sin embargo, también sirve para reflexionar en abstracto sobre las virtudes y defectos de nuestra escena musical: véase una pieza reciente sobre la kissefeemeización –o emeochentaización, perdonen los neologismos- de la programación de conciertos en Mallorca, debida tanto al conservadurismo de los promotores como a la falta de riesgo de gran parte del público; ambas actitudes se van reforzando mutuamente, y acabamos así con una programación de conciertos que a veces parece la lista de lo más radiado en Kiss FM o en M80, esas emisoras que emiten una y otra vez las mismas canciones desde hace lustros. Paradójicamente, el entretenimiento es más aburrido y previsible que nunca, y la cultura deja de ser un reto para convertirse en un cómodo y gris elemento decorativo.

Así que esta semana, en lugar de recomendarles que vayan a ver a El Petit de Ca L’Eril (esta noche en el Teatre de Sa Congregació de Sa Pobla), he decidido dedicar este espacio a contarles una historia reciente, que por diversos motivos conozco de primera mano y que en cualquier momento puede acabar repitiéndose aquí.

Hará unos tres años que se reinauguró en Gijón, después de años de abandono y posterior reforma, el Teatro de la Laboral, un enorme y hermoso auditorio encajado en un imponente edificio a las afueras de la ciudad. La dirección artística se encomendó al coreógrafo Mateo Feijoo, que en este breve espacio de tiempo ha convertido a la Laboral en un centro de artes escénicas reconocido a nivel mundial como un lugar puntero, arriesgado y con una programación excepcional dentro de la danza contemporánea, las artes escénicas y la música moderna: Angélica Liddell, Rodrigo García, Gelabert, Marina Abramovic, los hermanos Forman, Aphex Twin, Mount Kimbie...

Pero claro, esa programación de primer orden no es barata, y tampoco es ampliamente popular (como no lo es el calendario de exposiciones de un museo de arte contemporáneo, por otra parte), con lo que su labor recibió un gran número de críticas exacerbadas. Provocadas en su mayoría, además de por el provincianismo y catetismo de algunos, por los intereses políticos contrapuestos y la voluntad de cada partido de desprestigiar las iniciativas de la oposición, sean o no interesantes o beneficiosas para la población y para la ciudad.

Este verano el proyecto de Feijoo ha llegado a su fin, en gran parte por el cansancio ante la crítica continuada y la falta de compromiso de los políticos que pusieron en marcha el proyecto, amilanados ante las críticas y la posible impopularidad de mantenerlo en activo a pesar de su innegable proyección internacional. Natalia Balseiro, ex directora del Centro Coreográfico Galego (otra represaliada por un cambio de gobierno, a pesar de haber llevado a cabo un trabajo excelente durante años), puso el dedo en la llaga al conocer la noticia: “desgraciadamente, mientras las administraciones públicas no establezcan unas bases estables y firmes sobre las que los directores artísticos puedan construir sus proyectos, los espacios públicos de programación seguirán teniendo proyectos efímeros, que dependerán de las personas. Cuando éstas se van, los proyectos mueren. Debemos exigir que las administraciones establezcan estatutos de funcionamiento que marquen las misiones principales de las estructuras públicas. ¡Mientras esto no se consiga, todo será efímero!”.

La semana pasada, la prensa asturiana se hacía eco de la nueva programación del Teatro de la Laboral para los próximos meses: ocho obras de la productora de José Luis Moreno, que incluyen los Lunnis, el musical de Willy Fogg y un concierto de la Pantoja. Que cada cual saque sus propias conclusiones, yo mientras tanto voy a releer las palabras de Balseiro: ¡cuánta razón, cuánta sensatez!

EDIT: Después de haber escrito y entregado el artículo, esta mañana me entero por el blog de Alicia Álvarez de que Mateo tiene un nuevo cargo como asesor del Consejo Estatal para las Artes Escénicas y la Música. ¡Y yo que me alegro!