jueves, diciembre 13, 2007

Mi amigo Rick (un día debería escribir aquí sobre él y su chica, sobre su pasado en el mundo de la música y sobre la curiosa manera en que nos conocimos) no habla español, aunque vive en Mallorca desde hace más de un lustro. Tampoco lo habla Steve de Sterlin, y lleva muchísimo más tiempo en España. Es el lujo que se pueden permitir los anglófonos. Recuerdo que en Londres, en el albergue donde pasé una buena temporada nada más llegar (ocupado por supuesto por una heterogénea mezcla de nacionalidades e idiomas), había una pintada en la puerta del baño que decía: a person who speaks three languages is trilingual; a person who speaks two languages is bilingual; a person who speaks one language is either English or American.
En fin, ayer hablaba con Rick sobre nuestras inminentes vacaciones, en las que compartiremos manteles en algún punto de Portugal, y antes de colgar me dijo: I was thinking of something witty to say in Portuguese, but I can only think of Mais Que Nada!.

lunes, diciembre 10, 2007

La semana pasada publiqué una pequeña entrevista con Antònia Font. A pesar de que intenté colarla con calzador, una de las respuestas de Joan Miquel Oliver tuvo que quedarse fuera por imperativo del guión.
Era ésta: al principio giramos por la ruta de bares de Mallorca durante unos dos años; esta ruta ya no existe, porque hay que respetar el descanso de los vecinos.

domingo, diciembre 09, 2007

El martes fue un gran día. Hacía sol cuando entramos a ensayar al local por la mañana. El barrio estaba repleto de gente paseando y al salir de desayunar en un bar de Ópera nos pareció que era sábado. Estuve trabajando en casa hasta que llegó la hora de cargar los instrumentos y salir hacia la prueba de sonido en Moby Dick.
El concierto de Jonston se había anunciado con la participación adicional de un "grupo invitado sorpresa". Ese grupo no era otro que Single, en su debut mundial tras meses de ensayos. La prueba de sonido de Single fue breve, obligada por el estricto cumplimiento de los horarios de producción del Moby, pero cuando finalmente salimos a escena nos encontramos cómodos y tocamos bien. El sonido fuera no fue todo lo bueno que nos hubiese gustado, pero lo importante era que, por fin, estábamos haciendo lo que llevábamos meses preparando. Tocamos sólo seis canciones, y al bajar del escenario casi no tuve tiempo de relajarme antes de volver a subir para tocar el concierto de Jonston. Venía caliente del concierto anterior, y los demás se pusieron rápidamente a mi altura. Salimos en tromba, a darlo todo, y ofrecimos el que yo creo que es el mejor concierto de Jonston desde que toco con él. Al acabar estaba exhausto: por el doble concierto, y también por la energía con la que toqué en el segundo desde el primer golpe de baqueta. Lo malo fue no poder disfrutar del todo de la euforia post-concierto: eran casi las dos de la mañana cuando nos íbamos del Moby, y yo tenía que levantarme a las seis para volar temprano hacia Menorca. Allí vi el debut en España de Bobby and Blumm (el nuevo proyecto de F.S. Blumm), menos electrónico y más pop, con una guitarra folk-jazz combinada con voces y teclados a lo Young Marble Giants. Pero esa es otra historia.