jueves, noviembre 20, 2003

Hace diez minutos que ha acabado el concierto de Satellites, en la inauguración de la exposición de Rafel Joan en la Sala Pelaires de Palma, y aún me tiemblan las piernas. Ha sido, valga el tópico, corto -cinco o seis canciones- pero muy, muy intenso. Por lo menos para mí.
El entorno no ayudaba: como buena inauguración, lo importante esta noche era el vernissage y el compadreo elitista entre artistas, coleccionistas de arte, amigos de los homenajeados y figurantes en general. En un primer momento he hecho lo propio y he saludado a la gente que aprecio y hace tiempo que no veo: amigos de Satellites, por supuesto, Miquel Angel Llonovoy (hermano de Rafel Joan), Tomeu Gomila (el actor, no su tocayo country&western), Lluís Juncosa, Xavier de Recerca. Pero en poco tiempo ha vuelto a la superficie mi creciente asocialidad, y a punto he estado de marcharme y perderme el concierto. Menos mal que no ha sido así.
Minutos antes de la actuación, comentando la exposición con Joantoni, decía que los cuadros de Rafel me han gustado mucho. Desde mi desconocimiento sobre el tema pictórico, los veo como algo que es moderno, contemporáneo y original, sin dejar de ser, inevitablemente, profundamente mallorquín. Medio en broma, Joantoni ha dicho: "Como nosotros". Medio en broma, le he contestado: "No, vosotros no sonáis mallorquines. Como Camper (me refería más bien a la publicidad de Camper)". ¡Mentira! En unos instantes me han demostrado lo equivocado que estaba.
Las dos primeras canciones del concierto han sido de una belleza y una intensidad fuera de lo común. Ahí ha empezado a ponérseme la piel de gallina, me he quedado sin habla y ya no me he recobrado hasta que he llegado aquí para escupirlo todo mientras aún está fresco. Jordi y Púter flanqueaban la entrada, enormes como gigantes sobre los pedestales de sus amplificadores. Michael y Joantoni ocupaban el lado contrario de la sala, con los pies en el suelo, muy juntos, cubriéndose las espaldas. La imagen era espectacular, y la metáfora, muy apropiada. El conjunto daba un resultado absolutamente por encima de lo que esperaban ellos y a años luz de lo que podía alcanzar a comprender, en ese momento y en ese ambiente, la mayoría de un público que no era tal, que no había ido allí a dejarse emocionar por un grupo de rock en estado de gracia.
A mí casi se me saltan las lágrimas. Aquellas dos primeras canciones han sido para algunos (espero que no sólo para mí) emoción en estado puro. Contenían todo lo que atribuía minutos antes a los cuadros de la exposición: modernidad, originalidad, y algo muy cercano, muy íntimo, que un cursi llamaría mediterraneidad y que yo, aun a riesgo de quedar como un pseudonacionalista rancio de UM, voy a llamar aquí mallorquinidad. Es más, esas canciones de esta noche no olían a mar, sino a interior, a rostoll quemado y a tardes inmóviles fumando bajo un porche foravila, a una madre cantando "no ni nó, una engronsadeta pel meu petitó". Podrían haber sido de Grecia, o de Sicilia, podrían haber sido Jefferson Airplane en un viaje al Mediterráneo profundo y reseco, pero son Satellites, son de Mallorca, y han grabado lo que puede ser su próximo disco en una cueva de piedra de marés, en Felanitx.
En el suelo, precisamente bajo el cuadro que Rafel Joan ha titulado "Satellites" (según Joantoni porque está inspirado en la cueva donde grabaron, la misma donde vivió y pintó Rafel durante una temporada), había uno de esos carteles blancos con letras verdes que ponen EXIT. A medida que avanzaba la actuación, a medida que el grupo iba abandonando -o adaptando- su querencia anglosajona para abrazar sin miedo sus raíces, la palabra ha cambiado de significado, del inglés al mallorquín. Que canten en mallorquín, pero ya.

lunes, noviembre 17, 2003

NOVIEMBRE

Noviembre es para mí, desde hace varios años -desde que Mamen me dio el soplo-, el mes de la revista Vanity Fair. Nada más acercarse la fecha de su inicio, en lugar de llevar flores al cementerio, que es algo que me atrae muy poco con lo feos que son aquí los cementerios, todos con sus fotos de jonatans y joshuas repeinados, todos los años, digo, corro al quiosco más cosmopolita que me caiga cerquita para devorar su número anual dedicado a la música. Pero este año me he llevado una gran decepción: donde los años anteriores había páginas y más páginas sin desperdicio, esta vez dedican a la música sólo una tercera parte de la revista, mientras que el resto lo ocupan sus -por otra parte, interesantes- artículos sobre las interioridades de la política estadounidense y las vidas, intrigas y debilidades de la alta sociedad norteamericana. En números anteriores se podía leer un reportaje de viaje en coche por la Ruta 66, o la historia del Brill Building, o la British Invasion en las voces de sus protagonistas.
Pero este año nos tenemos que conformar con un diario de gira de Led Zeppelin (¿hasta cuándo va a exprimir Lisa Robinson su pasado sin mirar hacia adelante? Ya parece Ordovás y su manía con la movida y los 80), el siempre instructivo Rock Snob's Dictionary y las fotos de Annie Leibovitz y otros ilustres colaboradores de la revista en el habitual portfolio final. Muy poco para lo que nos tenían acostumbrados. En fin, una pena.
"Noviembre" es también el título de otra pequeña decepción. Todo el mundo esperaba mucho de la nueva película de Achero Mañas después de "El Bola", pero el resultado esta vez ha sido más bien agridulce, aun sin desahuciar del todo a su director, que me parece una persona con la cabeza muy bien amueblada y las ideas muy claras. Aparte de mi alergia a los bongos, a las rastas y a todo lo crustie, el problema es que en ningún momento te acabas de creer a los personajes, y aunque al final se den de bruces con la realidad (lo mejor o lo más edificante de la película, aunque a veces esté mal actuado, son las declaraciones de los personajes derrotados, viejos, después de pasar por el tubo y tragarse sus ilusiones), la parte en la que supuestamente tienes que comulgar con su ideal de un teatro callejero y gratuito no sólo no contagia, sino que incluso inspira rechazo. Pero lo peor de todo, insisto, es que no hay manera de creérselos.
Para arte gratuito y callejero ya tenemos un ejemplo mucho más atractivo en la vida real, con el nuevo espectáculo de Astrud, que ellos han llamado "Marginales". Inspirados en lo que ellos llaman el clocharismo de Genís (o sea, el glamour barato con ropa de segunda mano), Manolo y Genís aprovechan su presencia en alguna ciudad con cualquier excusa para actuar prácticamente sin previo aviso, y por supuesto sin ningún tipo de producción, en medio de la calle. O bajo un puente, como hicieron en Bilbao, sublimando el concepto. Tocan sus canciones con un ukelele y una flauta, hacen versiones y coreografías, divierten a sus fans más acérrimos y a los sorprendidos paseantes, y al mismo tiempo ponen en práctica con elegancia, sentido del humor e inteligencia el utópico objetivo de esa fantasiosa compañía de teatro que se ponía el nombre de Noviembre porque la revolución anterior fue en Octubre. Y a estos te los tienes que creer, porque encima ponen fotos y videos en su web.
Achero, aprende la lección. Seguro que la próxima vez te sale algo bueno.

lunes, noviembre 03, 2003

My own private Bowlie Weekender

Como casi siempre que paso un fin de semana fuera -normalmente en Madrid-, aquí está la crónica subsiguiente. O sea, que ya vuelvo a contar lo bien que me lo paso. He llamado a este fin de semana, el del anuncio de la boda del príncipe que nos llena a todos de alborozo (porque ella es muy sencilla, y muy mona, y una chica normal, muy discreta y muy trabajadora), mi Bowlie Weekender particular porque me he pasado estos días bajo la influencia de Belle And Sebastian. Mi novia es fans, pero mucho, y la verdad es que a mí, viniendo de McCarthy y The Pastels como vengo, me parece uno de los grupos más entrañables y cercanos que hay en la actualidad. Qué coño, que me gustan muchísimo. Es un grupo que hace canciones atemporales y estupendas, que recupera el espíritu del indie escocés, el soul blanco de The Jam o los Dexys, y el aura que hizo de los Smiths un grupo de culto para un cierto tipo de jovenzuelo sensible y con inquietudes. Y me encantan.
El viernes estuvimos viendo "For Fans Only", el dvd que acaba de sacar Jeepster. Efectivamente es un documento pensado para aquellos que ya están entregados, quizá no sólo para fans adoradores y acríticos, pero sí, definitivamente, para simpatizantes de su estética amateur y su simpática ingenuidad. Pero, desde luego, si eres simpatizante del grupo no puedes evitar caer a sus pies ante su desarmante sencillez (y su discreción y su amor al trabajo). Una cosa que queda clara (por sus declaraciones, por sus guiños en las canciones, por las versiones que hacen) es que Belle And Sebastian son grandes coleccionistas de discos, otro motivo por el que sentirme identificado con ellos. Si te gusta el grupo, este dvd no tiene desperdicio, como no lo tiene su último disco, digan lo que digan sus fans más autocompasivos.
El sábado fuimos (Mamen y yo: todo el rato hablo de Mamen y yo, no es que me haya pasado al plural mayestático, me pregunto si lo hará Letizia Ortiz) al concierto de Juniper Moon y The Aislers Set en la sala Clamores, la que se utilizó como plató para el programa "Jazz Entre Amigos". Esto último me lo contó Luis Calvo, que cada día está más joven. Podíamos haber ido a ver a Chinarro celebrando sus diez años de pop feísta, pero como que no. Fuimos a Clamores a hacer el indie. Juniper Moon estuvieron correctos en su punk-pop ramoniano, y The Aislers Set estuvieron encantadores, sobre todo cuando se ponían más sesenteros, con esa simpatía característica de los grupos de indie americano. La conexión escocesa este día tiene que ser que me gustó mucho la camiseta de Camera Obscura en el stand de Elefant. Por agarrarme a alguna cosa, más que nada.
Finalmente, ayer fuimos al cine, después de pasar el día por los bares del Rastro, cotilleando con Tuyi sobre el pasado de la futura reina. La película elegida era, por supuesto, "Storytelling", de Todd Solondz. Ya me molestaba bastante antes de ver la película que la hubieran traducido como "Cosas que no se olvidan", supongo que para confundir a la gente y aprovechar el tirón de Isabel Coixet y sus "Cosas que nunca te dije". Pero después de verla, me gustaría conocer al traductor y preguntárselo en persona. Puede que me haya perdido algo. No me habían hablado muy bien de la película (con la excepción de Tuyi), y sin embargo me pareció excelente, muy en la línea descarnada y cínica del cine de Solondz. También me habían dicho que casi no había utilizado música de Belle And Sebastian, pero su presencia destaca muchísimo en varios momentos de la cinta. Vamos, que no hay que fiarse mucho de lo que te cuentan. Aunque estos días me han contado cosas de la novia del príncipe que, no sé, a mí me gusta creérmelas y tienen su miga.